Me acuerdo cuando todos corrimos hasta el campo que bordea con la autopista, nos sentíamos libres, cada tranquera y enrejado que cruzábamos me daban más ganas de seguir alejándome. Puede ser que estaba bajo el efecto del alcohol, pero bien que el alcohol saca a la persona que hay adentro, lo que uno quiere. Una vez que llegamos a la autopista, ciertamente tuve ganas de caminar y no parar, arreglármelas como sea, seguir por mi cuenta pero me acordé de mi casa, el colegio, mi familia... no, aún no era el momento. Entre todos arreglamos para irnos a cualquier lugar, parecía que todos pensábamos lo mismo, eramos un grupo de chicos que sólo querían escapar de las reglas y huir hacia su destino, así que decidimos juntarnos un par de horas mas tarde en el cruze de Varela para tomar el primer micro que salga. Aún sin dormir tomamos el primer micro que saliera, el destino fué Chascomús.
Me sentí tan bien escapándome de mi rutina sin importar ni el tiempo ni el espacio que tampoco me importó mucho el calor ni los mosquitos gigantes del lugar.
Todavía no sé si me gustó irme a la mierda, o irme a la mierda con gente que quiero, sólo sé que tarde o temprano me voy a ir a la mierda... si no fuera porque estaría dejando atrás a mucha gente que quiero, me iría ni bien termine de dar las materias.
Hasta entonces, esperaré como un chico normal de la cuidad.
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